Una obra que sería divina... si encubriera más lo humano.
La Tragicomedia de Calisto y Melibea impresionó a sus contemporáneos con su descarnado realismo. Fue reeditada continuamente a lo largo del siglo XVI, y traducida a todas las lenguas cultas. Más allá de la sobresaliente influencia en los escritores españoles de los siglos siguientes, lo cierto es que La Celestina es una de las obras cumbres de la literatura y su influjo ha contribuido a forjar el carácter del teatro, de la novela y, en general, de las letras castellanas e incluso extranjeras.
Cervantes, por boca de Quijote, expresaría sobre la Celestina que se trata de: "un libro, en mi opinión divino, si encubriera más lo humano…" Sin duda, su profunda humanidad es el rasgo definitorio de esta obra. Una humanidad sin tapujos ni remilgos, que muestra abiertamente su lado más pasional, miserable, salvaje y despiadado. Frente a tal derroche en lo mundano, la magnífica obra introduce la magia de lo oculto y el misterio de la muerte. La profunda realidad se topa con el duro cobro de los pecados, haciendo que nos preguntemos si el fin de todo es la justicia divina… o la absurda nada. |
¿Qué historia nos cuenta La Celestina?
Atribuida a Fernando de Rojas, y publicada en 16 actos como “Tragicomedia de Calisto y Melibea” en el año 1499, no es solo una trágica historia de amor, sino también un canto a la modernidad. Sin esta magnífica obra no sería posible entender gran parte de la literatura posterior, ni la transición de la escritura castellana medieval al Renacimiento.
La obra comienza con la escena del huerto donde Calisto es rechazado por su amada. Uno de los criados de Calisto, Sempronio, pensando en su propio beneficio, aconseja a su señor recurrir a una vieja bruja estafadora, Celestina. A pesar de las insistencias de su otro criado, Pármeno, que intenta avisar a su señor del peligro en el que se pone, el enamorado acaba entregando su confianza y dinero a la alcahueta.
Celestina consigue embrujar con sus palabras… o quizá con su magia, a Melibea hasta hacerla caer en los brazos de Calisto. El drama comienza cuando la vieja se niega a compartir su paga con Sempronio y Pármeno quien había terminado uniéndose a ellos por su amor a la prostituta Areúsa. En este conflicto, Celestina acabaría siendo asesinada por los muchachos y, estos, recibiendo su castigo.
Mientras tanto, Calisto, intentando salvar a sus criados de una pelea armada por las chicas de Celestina, cae muerto al saltar el muro. Rota de dolor, Melibea pondrá fin a la obra con su suicidio, ante la mirada de su desolado padre.
La obra comienza con la escena del huerto donde Calisto es rechazado por su amada. Uno de los criados de Calisto, Sempronio, pensando en su propio beneficio, aconseja a su señor recurrir a una vieja bruja estafadora, Celestina. A pesar de las insistencias de su otro criado, Pármeno, que intenta avisar a su señor del peligro en el que se pone, el enamorado acaba entregando su confianza y dinero a la alcahueta.
Celestina consigue embrujar con sus palabras… o quizá con su magia, a Melibea hasta hacerla caer en los brazos de Calisto. El drama comienza cuando la vieja se niega a compartir su paga con Sempronio y Pármeno quien había terminado uniéndose a ellos por su amor a la prostituta Areúsa. En este conflicto, Celestina acabaría siendo asesinada por los muchachos y, estos, recibiendo su castigo.
Mientras tanto, Calisto, intentando salvar a sus criados de una pelea armada por las chicas de Celestina, cae muerto al saltar el muro. Rota de dolor, Melibea pondrá fin a la obra con su suicidio, ante la mirada de su desolado padre.